Con motivo del IV Centenario del Quijote en el año 2004, la Galería Dalí de Toledo me invitó a participar en una exposición colectiva que organizó con este tema.
La novela del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha tiene grandes posibilidades de expresión plástica porque son muchas las secuencias de las andanzas de su protagonista. Pero, una vez más, al aceptar participar en el evento, me planteé huir de los argumentos, con la enorme carga literaria de los mismos y centrarme en una referencia conceptual: Si el Quijote es un escrito, el cuadro será un documento, un pergamino, una especie de palimpsesto, con el peso del tiempo y de la historia afectándole en su deterioro. Y, naturalmente, el escrito que da título al cuadro es el comienzo de la obra literaria, que actúa con un doble sentido y una cierta ironía al partir su propia caligrafía de una mancha cromática real, utilizada como contraste necesario en el equilibrio total de la obra..( En el reverso del cuadro, junto a la ficha técnica, figura como subtítulo las últimas líneas de la novela.)
En cualquier tema literario y, mucho más, de la importancia de éste, el riesgo evidente es convertirse en el ilustrador de las narraciones. Ante el dilema literatura- plástica, me he inclinado claramente por esta última.
Cabe, por tanto, afirmar que la principal característica de esta obra es la ausencia de anécdota. La anécdota es el propio cuadro. La pretensión es que, al margen del proceso creador, el cuadro, el objeto cuadro, tenga expresividad por sí mismo, sin ninguna otra connotación. Su propia realidad material es su expresión.
_________________________________
Ficha técnica.
Técnica: Mixta a base de acetatos, resinas, polvo de mármol y acrílico.
Soporte: Madera contrachapada sobre bastidor.
Medidas: 81 x 100 cm.
Lugar y fecha de ejecución: Madrid-2004.